-Tomás Díaz (56), transforma objetos en desuso en piezas de arte. Con ello, además de plasmar obras, contribuye en materia de reciclaje y, además, genera un ingreso como emprendimiento propio. “Se convierten en obras de arte cosas destinadas a morir en la basura. Se pueden hacer cosas lindas rescatadas de artefactos inutilizables”, sostiene de forma exclusiva en Fortín Mapocho.
Por Gabriel Angulo González
Canoso. Usa lentes y la barba puntiaguda revela cual quijote nórdico, que proyecta, en sus obras, su alocada imaginación.
Visita las dependencias de Fortín Mapocho un individuo solitario, cuyas creaciones son una forma de emprendimiento que-espera-sea un negocio rentable.
El diseñador y artista, Tomás Díaz (56), recupera herramientas u objetos en desuso para darles vida. Deja de lado por momentos la profesión que realiza hace más de treinta años para abocarse de lleno en esta labor.
“El vikingo”, como le dicen sus amigos, vive solo en Ñuñoa y en su propio taller elabora los adornos. “La idea es recuperar objetos de la cotidaniedad. Cosas que estén en desuso que quizás uno quiera desprenderse y no haya donde dejarlas. Es decir, tomo estas piezas y le doy una nueva vida; las convierto en una pieza de arte”. Creaciones que elabora desde hace ocho meses.
Emprender con arte
Lo que comenzó como pasatiempo de hacer “figuritas” para sus cercanos, hoy lo ve como una oportunidad de emprendimiento. “Empecé a darme cuenta que esto puede usarse para otra cosa y obtener ingresos con ello. Incluso, haciendo un aporte ecológico para no desperdiciar estos elementos”, dice, siendo una manera de “reciclaje artístico.”
El próximo 6 de agosto, en Patio Bellavista de Providencia, Díaz presentará la exposición “ArteCosas”. La gestora cultural del Barrio Bellavista le propuso esta iniciativa a “El Vikingo”, tras reunirse con él en junio.
“Va a ser una galería de arte. Estoy contento. Van a estar todos mis productos para mostrarlos como un arte diferente (…) En este mundo del arte hay que tocar muchas puertas para que te tomen en cuenta, pero en eso estamos”, cuenta.
El arista aclara que sus obras son adornos. Como son piezas únicas, su valor parte en $20 mil y más, dice. Cuenta con 60 confeccionadas, al día de hoy. “No es un juguete. Tampoco es artesanía; es arte porque son piezas decorativas”. Aunque reconoce que a muchos niños les encantan. “Una figura puede parecer Bob Esponja o Hey Arnold, pero no lo son”, indica.
¿Qué elementos ocupa? Serruchos, escobillas, alicates, carretes de hilo, peinetas, porta lentes, entre otros. “Se convierten en arte cosas destinadas a morir en la basura. Se pueden hacer cosas lindas rescatadas de artefactos inutilizables”, señala.
“No es llegar y pintar un mueble; es darle un carácter. Por ejemplo, lo que era una brocha lo convierto en un joven con pelo, con vestimenta rebelde. Es decir, ya no es una brocha; ahora es un adorno único”, explica.
Taller novedoso
Su anhelo a largo plazo es enseñar esta técnica a niños y todo aquel que se interese. “Una especie de taller de pintura aplicada a objetos, dedicado a gente de toda edad. Ya sea niños, adultos o abuelos (…) Quiero mostrar mi arte. Mi idea es ir acrecentando esta labor y por qué no enseñar esto a otras personas”, comenta.
Pinta sus creaciones con acrílico y luego las barniza para mantener por muchos años el color intacto. Tiene dos hijos mayores de 30 años, pero ya no viven con él. Es soltero.
Como medida de difusión creó un propio sitio web y un Fanpage en Facebook. También abrió una cuenta en Instagram. “Las redes sociales son una gran vitrina”, sostiene.
Díaz pretende-en un futuro no muy lejano-dedicarse 100% a este arte. Se ha estado financiando con ingresos propios, aunque no descarta postular a fondos públicos o concitar interés privado. “Quiero independizarme y generar redes, porque se puede hacer toda una línea de adornos que puede ser rentable. Sería interesante que empresas ligadas con la ecología y reciclaje puedan auspiciarme”, desea.
Casi entre lágrimas, antes de despedirse, valora ser entrevistado en este medio. “Me emociona hablar aquí, porque Fortín Mapocho significa mucho para mí, por su historia y también para muchos chilenos. Fue muy lindo saber que puedo hablar por acá”, concluye.
A continuación, una muestra de las piezas que fabrica “El Vikingo” en el taller de su casa en Ñuñoa:
*Para mayor información sobre Tomás Díaz, pueden visitar su sitio: https://otrovikingo.wixsite.com/arteconcosas/home
O también su Fan Page en Facebook: https://www.facebook.com/arteconcosas
Celular: +56 984691376