Medio Ambiente

Zonas de Sacrificio: Basura, residuos peligrosos y sensación de desprotección…

En los últimos años hemos visto la generación de las llamadas “zonas de sacrificio”. Un término que nombra territorios, comunas o localidades que, al tener sus habitantes menor capacidad de poder e influencia sobre la autoridad, son objeto de un paulatina acumulación de industrias contaminantes, que resultan indeseables en otros territorios.

Es el bullado caso de Quintero. Pero también son conocidos los casos de Mejillones, Huasco y Coronel, entre otros.

Usualmente, todo parte con la instalación de una industria, generadora, vertedero o relleno sanitario. Luego, la zonacomienza a saturarse, al perder atractivo para otras actividades comerciales o turísticas, y al existir una presión de otros territorios, que se niegan a que estas industrias se instalen. Al inicio no se ven los riesgos, pero después, generalmente es muy tarde para reaccionar.

Es la preocupación que tienen vecinos y organizaciones de Chillán Viejo. En esa zona, la empresa Ecobío ha instalado un relleno sanitario y un centro de manejo de residuos, que incluye residuos peligrosos. Ulises Lari, Presidente Comité Ambiental de Chillán Viejo y María Luisa Fuentes, Presidenta de la Cámara de Comercio, Industria y Turismo de Chillán Viejo, así como concejales de la comuna y el propio Municipio de esa comuna han prendido las alarmas, al evaluar los riesgos que involucra la presencia de estos centros.

Ulises Lari, Presidente Comité Ambiental de Chillán Viejo

La preocupación se ha agravado, luego que estos centros fueran objeto de un proceso sancionatorio por parte de la Superintendencia del Medioambiente el 16 de marzo de 2017, dada la violación grave de su Resolución de Calificación Ambiental, haber realizado modificaciones en el relleno sin la autorización respectiva, mal manejo de lixiviados, así como negligencia en el monitoreo de aguas. Como consecuencia de ello, Ecobío debe realizar un Plan de Cumplimiento para subsanar las fallas, que supone, entre otras acciones, levantar un proyecto de mejoramiento de la gestión de residuos.

Y este proceso también ha estado lleno de problemas en su proceso de evaluación, obligando a los mencionados Comité Ambiental y la Cámara de Comercio, a hacer 55 observaciones al proyecto.

La sensaciones de la comunidad son muchas: ven el riesgo de convertir a Chillán Viejo en una nueva zona de sacrificio, en este caso en un territorio en el que se depositan desperdicios y residuos peligrosos, dilapidando sus planes de convertirse en un destino turístico y polo agrícola. De hecho, hoy el centro de manejo de Ecobío ya recibe residuos peligrosos por parte de Gerdau Aza, que incluyen Cadmio, Plomo, Manganeso y ácidos, entre otros residuos de alta peligrosidad. Y existió una demanda en 2017 que cuestionaba que dicho centro opere este tipo de residuos. La demanda quedó en nada.

La preocupación en la zona no se limita a las organizaciones ciudadanas. Algunas autoridades del gobierno regional de Ñuble se acaban de pronunciar respecto de la respuesta de la empresa Ecobío a las observaciones ciudadana al proyecto de Mejoramiento de los centros de tratamiento de residuos. El Seremi de Medioambiente Patricio Caamaño sugirió dar preferencia a los residuos industriales de la regiones de Ñuble y Biobío. La pregunta que ha surgido es ¿será posible aquello, considerando que ya han existido denuncias respecto de las intenciones de Ecobío para traer residuos peligrosos en  grandes cantidades provenientes de la minería de otras regiones?

Por su parte, el director regional de la DGA, Waldo Lama, solicitó sistemas de monitoreo tanto para las aguas subterráneas, como a las salidas de agua abajo del centro, ante los riesgos ciertos de contaminación de las aguas. Bien se sabe en la región que los centros de tratamiento que tiene Ecobío no son “cerrados”, sino que expulsan residuos tratados a los cursos de agua. El peligro para el territorio, en consecuencia, es mayor.

Por otra parte, se instala la incertidumbre. La empresa acumula negligencias e incumplimientos y sus centros siguen operando a pesar de estar en pleno proceso de evaluación ambiental. “Estamos desprotegidos”, señalan ciudadanos y organizaciones locales. Hay un estado de “limbo”, en que el Estado no ejerce, o no puede ejercer su función de protección ambiental.

Todos estos antecedentes han generado una alarma en la zona, particularmente en Chillán Viejo. Recién comienzan a conocerse todas las aristas. Y los problemas y conflictos , al parecer, solo se están iniciando.

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